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Mostrando las entradas etiquetadas como metáfora

Impersonalidad

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Una aproximación nada más que intuitiva relacionaría el canto con  la impersonalidad, en el sentido estricto del término. No hay sin embargo una palabra que haya generado mayores resistencias en los lectores de poesía en el siglo XX, o al menos en la segunda mitad de ese siglo. Casi siempre, en ese círculo, la impersonalidad se menciona en un sentido más bien peyorativo, como al "hermetismo". El rechazo se pude relacionar con la influencia que aún mantiene la herencia romántica. Impersonalidad significaría falta de sentimiento; y  en nuestro escenario literario, ocupado durante algunas décadas por el épico debate entre la "sangre" y la "tinta",  la impersonalidad fue quedando del lado de la tinta, unida al hermetismo y al intelectualismo.   La impersonalidad parece relacionarse de manera natural  con el canto. Y, por extensión, con el arte.  Quiero decir: cuando la criatura humana descubrió que había en la materia sonidos que provocaban plac...

Tahona estuosa

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Febrero, 2008. Los casos de franca violación de la sintaxis y del diccionario no suman una cantidad que permita apreciar que la poesía reside en esa trasgresión. Nos metemos en el tema de la arbitrariedad y el código y ya estamos -dicho sea de paso- tratando de desarmar el juguete. En muchos casos, importa más el relevo del código que la trasgresión implícita. En el más trasgresivo -o en uno de los más trasgresivos- libros de poesía en castellano, César Vallejo (1892-1938) escribió: Tahona estuosa de aquellos mis bizcochos, pura yema infantil, innumerable, madre. (Vallejo, César. Trilce, XXIII, 1922) En el primero de estos dos versos primeros está presente uno de los códigos utilizados por Vallejo en este poema, en todo Trilce , y en su obra en general: el arcaísmo. Arcaísmo que sólo un estudio microscópico del idioma en tiempos de Vallejo y en las comunidades andinas podría revelarnos hasta dónde es tal, pero que nos suena decididamente arcaico en el Plata, hoy. Con esta ...

Mallarmé y la espada de Quevedo

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Martes 06 de Mayo de 2008. Babel Editora, de Córdoba, reeditó la traducción que en 1943 hizo Agustín Oscar Larrauri de “Un golpe de dados”, de Stéphane Mallarmé (1842-1898), esa “especie de clásico de la modernidad”, según define Eugenia Cabral en este volumen. Alguien que vio el libro sobre mi mesa, me dijo: “Este sí es el fundador de la poesía moderna”. Pensé que el observador había leído este blog y las continuas referencias que contiene a dicho tópico. Como sea, su observación me hizo pensar en la reiteración de la fórmula, y su vaciedad, en primer lugar. Y en segundo lugar puso en cuestión un pensamiento que vagamente siempre he tenido acerca de que Mallarmé fue un desvío de la modernidad de Poe, de Baudelaire, de Rimbaud, hacia un pantano. Quise confirmar mi idea o la del observador y acudí al buen Arnold Hauser, cuya Historia social de la literatura y el arte realiza agudas consideraciones sobre el espíritu de épocas y obras. Hauser habla largamente de Mallarmé en un capít...

El encendedor y el alfil / Poesía de autor

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Domingo 17 de Febrero de 2008. Dos jugadores de ajedrez están en las instancias finales de una partida. Uno acaba de quitar su vista de las piezas para frotarse los ojos. Ante esa ligera distracción, el otro mueve digamos un alfil y simultáneamente lo reemplaza por un encendedor de plástico. Cuando el primer jugador repara en el cambio, durante un segundo o dos queda desconcertado. Recompone rápidamente el tablero en su mente y entiende qué pieza ha sido reemplazada por el encendedor. No dice nada y sigue jugando, pues para él, el encendedor es un alfil. De pronto, su oponente mueve el encendedor varias casillas en línea recta, como si fuera una torre o la dama. “Eh”, dice el primer jugador. “Usted ha hecho trampa, movió el alfil como si fuera la torre o la dama”. “De ninguna manera”, dice el otro. “No he movido el alfil, he movido el encendedor”. “Caramba”, responde el primero, “ya me parecía a mí que no debía aceptar este encendedor en el juego”. “Pero lo aceptó”, le responde el ot...

Poesía y sexo / El celo de los gatos

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Sábado 01 de Marzo de 2008. ¿Cuánto de sexo hay en tu poesía?, me pregunta inopinadamente un amigo. Balbuceo, comienzo a decirle que así, interrogado de sopetón, respondería que nada, pero que si consideremos la teoría freudiana de la sublimación, entonces vaya a saber cuánto, seguramente mucho. Se ríe de buena gana y me dice que me quede con la primera respuesta, que la sublimación no está probada, y que, además, el sexo es sólo sexo, un tema pobre para le poesía y la literatura en general. Añade: "¿Por qué convertir la literatura en afrodisíaco? Puede ser algo más que eso, ¿no?" Le digo bueno bueno no tanto… No está mal que además de otras cosas la literatura haga cosquillas en los genitales… Se vuelve a reír. "El sexo es absoluto, aunque depende de unos centímetros más o menos", dice. "Un amigo gay me confesó que en El Prado quedó extasiado con el pene de una escultura clásica, y no podía desviar la vista del relativamente pequeño adminículo. Soñaba con l...

Rimbaud, el inventor de Google

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Viernes 06 de Junio de 2008. Últimamente, la poesía se ha adueñado de la red, un lugar en el que no le cobran por circular, ni tiene la exigencia de vender. No quiero decir con esto que considere a la red superpoblada de poesía, sino que se nota en los blogs de poesía una respiración plena, como de quien se siente a sus anchas en el medio. Al hecho de que resulta menos complicado editar en la red que en papel, se suma, quizá, que el formato poema se ajusta a una cuestión estructural de la lectura on line: la brevedad y el salto. No he conocido a nadie que permanezca por más de diez minutos frente a un texto en la red. Existe un sistema de estadísticas que Google ofrece a sus blogueros (es decir, a los que tienen blogs proporcionados por Google). Esas curvas miden el tiempo de permanencia de los lectores frenta a las páginas y arrojan promedios generales que se miden en un rango que va de menos de diez segundos a más de 600 segundos. De hecho, la estadística no considera en particu...

El surrealismo, Patrimonio de la Humanidad

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Viernes 16 de Enero de 2009 A propósito de la reedición de la antología surrealista de Aldo Pellegrini -suceso mencionado en una entrada anterior-, escribí en la columna Palabras Cruzadas, de Ñ, el 16 de setiembre de 2006: “Si algo debiera resistir todo intento de clasificación y de historización, eso es el surrealismo, un movimiento que ya ha superado los 80 años y que fue, sin embargo, sometido a la más rigurosa especificación, al control ideológico más férreo en vida de su alma mater , el poeta André Breton. La dinámica de purgas y ratificaciones que Breton impuso al surrealismo, lo llevó finalmente a chocar con su propio monstruo; cuando intentó expulsar a Dalí, éste le contestó: 'No podéis expulsarme, el surrealismo soy yo'. Esto era cierto. Dalí se había convertido en una imagen viviente –y popular– del surrealismo. La editorial Argonauta acaba de reeditar la Antología de la poesía surrealista , de Aldo Pellegrini, originariamente publicada en 1961. Pellegrini había ...

Quoth the Raven

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El 19 de enero del año que viene [2009] estaremos festejando el bicentenario del nacimiento de Edgar Allan Poe en Boston. Y el 7 de octubre de 2049 muchos de ustedes, no seguramente yo, recordarán el infausto día en que, 200 años atrás, Poe murió en un hospital de Baltimore. Adelantémonos a decir que Poe fue el “fundador de la poesía moderna”, y no solo el precursor del cuento corto y el gran maestro del cuento de terror. Poe, y no Baudelaire, quien a su vez lo descubrió en Francia y escribió por él uno de sus textos más emocionados y sinceros. Poe y no Baudelaire, ¿Por qué? Poe escribió apenas un puñado de poemas. El más popular, “El cuervo”. Ese poema nada nos dice a simple vista sobre el carácter de la poesía moderna, parece más bien anacrónico, pues ambiente, música y personajes hacen pensar en una situación poco imaginable en la costa Este de los Estados Unidos en la primera mitad del siglo XIX. Todos sus poemas y casi todos sus cuentos, por otra parte, tienen esa cualidad...