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Mallarmé y la espada de Quevedo

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Martes 06 de Mayo de 2008. Babel Editora, de Córdoba, reeditó la traducción que en 1943 hizo Agustín Oscar Larrauri de “Un golpe de dados”, de Stéphane Mallarmé (1842-1898), esa “especie de clásico de la modernidad”, según define Eugenia Cabral en este volumen. Alguien que vio el libro sobre mi mesa, me dijo: “Este sí es el fundador de la poesía moderna”. Pensé que el observador había leído este blog y las continuas referencias que contiene a dicho tópico. Como sea, su observación me hizo pensar en la reiteración de la fórmula, y su vaciedad, en primer lugar. Y en segundo lugar puso en cuestión un pensamiento que vagamente siempre he tenido acerca de que Mallarmé fue un desvío de la modernidad de Poe, de Baudelaire, de Rimbaud, hacia un pantano. Quise confirmar mi idea o la del observador y acudí al buen Arnold Hauser, cuya Historia social de la literatura y el arte realiza agudas consideraciones sobre el espíritu de épocas y obras. Hauser habla largamente de Mallarmé en un capít...

Quevedo lee a Keats

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En los comentarios a estos comentarios, se señaló, me parece que con justicia, que hay una escuela crítica cazadora de novedades y revoluciones en la literatura. Sus integrantes se atropellan por descubrirlas, darles nombre y definir hasta qué punto hacen estallar todo o al menos lo reacomodan de manera inesperada. Noé Jitrik ha indicado una tradición de la ruptura. Y si tal tradición existe, la cátedra a su vez se empeña en ser la metavanguardia que de inmediato señale la metamorfosis del escenario. Abundan las ocasiones en que tales cambios son puestos en el límite: ya la literatura, no solo un modo de concebirla, ha estallado. Es curioso que una de las más radicales vanguardias europeas, el imagismo, inventado por Ezra Pound, se fundara justamente en la idea contraria a la de la metavanguardia: no hay rupturas, hay un desarrollo orgánico del arte de escribir. Un desarrollo hegeliano que tiende a la captura de la literatura absoluta. Ante Pound no se hubiese podido mencion...