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Olga Orozco: Contra la agonía de la luz

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Olga Orozco* pertenece a una raza de escritores vitales y sombríos, que creyeron encontrar en la herencia romántico-surrealista la posibilidad de unir lo disperso y aun lo antagónico de la experiencia individual y colectiva: el día y la tiniebla, el bien y el mal, el tiempo de los mitos y el presente. Con una solemnidad que no deja de quebrarse ante la "noche" sin fin, aunque para generar de inmediato una nueva ilusión verbal, Orozco ha construido —en casi cuarenta años-— una de las obras más sólidas en el panorama de la poesía argentina contemporánea. Su mensaje final acaso pueda resumirse en dos versos de alguien que parece uno de sus hermanos espirituales, el inglés Dylan Thomas: " No entres mansamente en esa noche quieta/Rabia, rabia contra la agonía de la luz ". Esto es, un símbolo más, definitivamente dramático. Olga Orozco, una mujer de ojos claros y voz ronca, dialogó con Clarín Cultura y Nación en su casa, un departamento céntrico, alejado de los ruidos de ...

Oliverio, de la celebración a la náusea

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En la escuela Albert Le Grand, de Arcueil, Francia, probablemente se recordó durante años el momento en que la trayectoria de un tintero arrojado desde el fondo de un aula buscó la cabeza de un profesor que había llamado antropófagos a los argentinos. El autor del atentado era el estudiante Oliverio Girondo, hijo de un acaudalado comerciante de Buenos Aires y descendiente por vía materna del general [Juan Antonio] Arenales. El viejo duende de altillo que fue Girondo, un poeta de la bella época de Buenos Aires, saluda a menudo desde el fondo de la memoria en esta ciudad. Hoy [24 de enero de 1997] se cumplen 30 años de su muerte. Había nacido en 1891 y animó la bohemia en el momento en que aquella palabra tenía sentido. Al autor de Veinte poemas para ser leídos en el tranvía lo recuerda un café-concert del centro y lo cita la estereotipada película El lado oscuro del corazón , de Eliseo Subiela. Es poeta celebrado. No era antropófago, pero sí un poco energúmeno, según pudo verse...