Una lejana íntima galaxia


Hace 40 años, Frank Zappa editaba Joes's Garage. Hace 15 años se publicó esta nota:

Se cumplieron en diciembre [de 2003] diez años de la muerte de Frank Zappa, uno de los mejores músicos del siglo Veinte, un provocador de lenguaje soez y un fabuloso artesano de la música genéricamente llamada rock. Este año [2004] habrá otro aniversario relacionado con Zappa: se cumplirá un cuarto de siglo de la aparición de Joe's Garage, un disco en tres actos, algo así como una ópera que sólo pudiera escucharse. Prosa, canción y música cuentan allí una historia que ocurre en un mundo “alternativo” en el que la música está prohibida y existen máquinas sexuales. El personaje central, Joe, que comienza evocando las buenas viejas canciones con su tío Larry en un garaje, termina en una cárcel de alta seguridad en la que se encuentra con músicos y antiguos ejecutivos de las discográficas que hacen turnos para inhalar detergente y no tienen máquinas para calmar sus apetitos, así que se los calman unos a otros.

En Joe's Garage Zappa ejecuta, casi al final, uno de sus sublimes solos de guitarra. Tiene un título que dice poco sobre esa calidad, pero que habla el extraño lenguaje de sexo y música de Zappa:  Watermelon In Easter Hay (Sandía en heno de Pascua). Este “último solo de guitarra imaginario”, que no es tocado sino soñado por Joe en su fea y pequeña habitación, es el simple y potente himno a la alegría de un guitarrista eximio. Zappa ha querido y ha logrado un efecto de extrañamiento sobre la música de los cincuenta y la cultura estadounidense. Ha construido una especie de comic de sonido visual, que funciona milimétricamente, con los músicos de garaje, la vecina que protesta, policías, colegios católicos, el concurso de chicas de camisetas mojadas, la obsesión por el sexo y los ingeniosos modos de satisfacerla y un susurrante Escrutador Central que repite: “la zona blanca es sólo para carga y descarga”. Es uno de los artefactos que le gustaba armar a este maniático que no quería improvisaciones en su estudio de grabación. Todo, al fin, para ir hacia ese solo. Feliz resplandor de una lejana y, a la vez, íntima galaxia.

Jorge Aulicino
Revista de Cultura Ñ, Buenos Aires, 2004

Las letras del disco, aquí (sin mención del traductor)

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