Baudelaire, el mundo de los sentidos


Hay algo en la figura, incluso en la prosa de Baudelaire, quizá en la figura que construyó esa prosa junto con las fotos de Nadar, algo que lo convierte en, precisamente, perdurable digamos por auto exclusión, o enemigo de la sociabilidad mal entendida. Benjamin, Proust -a quien Benjamin cita- y todos los poetas y críticos posteriores invitan a leer a Baudelaire como padre de la modernidad, entendiendo por esta la vida urbana, el movimiento de aquella amenazante multitud de Poe en "El hombre en la multitud", que retoma Baudelaire en El spleen de París. Después de todo esto, está su poesía, hecha de fragmentos artificiales en un mundo vacío: construcción artificiosa de lujo y exotismo, por un lado, y de lo podrido o en decadencia, por otro. Pero sobre todo está su idea de las correspondencias, que el poeta moderno convertiría en relaciones: correspondencias entre olores, colores, amores, símbolos ocultos. Su poema "Correspondencias" es la clave de la lírica moderna. Esa es la modernidad de Baudelaire, a mi entender. La reconstrucción del mundo por los sentidos en el laboratorio de la mente.

Jorge Aulicino - Para Télam
Abril 2021

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Foto: Charles Baudelaire en el el más famoso de los daguerrotipos de Nadar, París, 1855

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