Biancamaria Frabotta: Los objetos del paisaje


Comencé a traducir a Biancamaria Frabotta cuando leí su poema a la casa en la que vivió Gore Vidal, en la costa amalfitana. Me atrajo esa escena en la que se mezcla el recuerdo y el presente de una casa en la que se rastrean las señales de una vida. Cuando pude leer todos los poemas de Da mani mortali, un fundido de libros y poemas sueltos, como lo aclara la autora, volví a sentir su atractivo y vi que quizá no por nada en la nota final Frabotta dedica tantas líneas a «Il più gentile gesto dell’amicizia» (El gesto más gentil de la amistad) que es el dedicado a la casa de Vidal. La fascinación de esa casa me la trasmitió el poema, y mi fascinación fue, pues, por el poema y las figuras y objetos que se mueven en él. Habla de un lugar donde se tejieron dos vidas, confortables, nada pobres ni necesitadas, sino todo lo contrario. Y habla de la marca del tiempo, la vejez y la muerte en ese confort del escritor triunfante, de su morada y sus objetos sobre una de las costas marítimas más bellas de la tierra. Después, cuando tuve todo el libro, la primera secuencia, «La prima generazione dei biancospini» (La primera generación de espinos blancos) me atrajo también, por motivos parecidos: la relación con las cosas de una casa y con el paisaje, en este caso nunca plácido ni sosegado, sino sometido naturalmente al clima. En la contratapa del libro escribí que al leer a Frabotta se tiene «la sensación de que da vuelta las palabras poniendo afuera lo de adentro, como esa tierra que acaba de ser azotada por una tormenta en uno de sus poemas». Esto se debe a su sintaxis y también al uso especial que hace de cada término y a la presencia constante de la imagen visual. Una combinación para mí muy satisfactoria que da por resultado una poesía que pareciera retraerse para no ser dramática, y mucho menos sentimental.

  Creo que, mirada desde afuera del idioma y desde afuera del país, una poesía pierde algo, que es la serie de resonancias familiares que puede tener cada palabra, y la habilidad con que el autor las hace precisamente resonar en esa familiaridad, a la vez que las «extranjeriza», por así decirlo. Desde afuera, nos queda el extrañamiento, sumado al nuestro propio frente a un idioma extraño, aunque sea tan cercano para nosotros en este caso, tan entrevisto en el lenguaje cotidiano, donde hay tantas hebras de italiano. Creo que esa carencia y esa suma se compensan al final. Frabotta nos da idea del estado de la poesía en su país, siempre con el punto de vista del extranjero que la traduce. Hay muchas otras puntas de las que tirar en este libro. Para mí, el hilo central es esa relación entre intimidad y exterior. Y el reporte del paso del tiempo sobre el confort y la aspereza. A lo lejos se oyen explosiones. Pero el heroísmo ha cesado.

© Jorge Aulicino. Op. Cit., 5 de junio de 2020

Ref. Por manos mortales (Buenos Aires, Gog y Magog, 2019), Biancamaria Frabotta, traducción de Jorge Aulicino.

Foto: La Canción del País

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