Entradas

Mostrando las entradas etiquetadas como política

Poetas y reciarios

Imagen
Una inmensa "red social" (virtual) ha reemplazado la política. El sistema atrapa a los intelectuales, incluidos los poetas. Digo "atrapar" en su sentido figurado de fascinar. Una gran parte de Facebook se alimenta de fotos de mascotas y paisajes, fotos de platos de comida y recetas culinarias, anécdotas, informes sobre la propia salud, puestas de sol, frases atribuidas a celebridades, links a canciones en YouTube, noticias curiosas, videos caseros (generalmente de mascotas), invitaciones a eventos, saludos de cumpleaños. Pero hay una parte política que consiste en trasmitir la indignación ante las atrocidades del capitalismo, la industria minera, la destrucción de las especies, los fondos de inversión, el Estado de Israel, los dichos racistas o machistas de políticos de derecha, las tragedias de las inmigraciones ilegales, los crímenes del narcotráfico. La página personal de Facebook se dio en llamar al principio "muro". Ahora se llama "biografía"

Lo sagrado y lo profano

Imagen
Una percepción sagrada del mundo humano le permitió a Pier Paolo Pasolini (1922-1975) convertirse en el mejor crítico de las grandes instituciones de su tiempo en Italia: el Partido Comunista y la Iglesia Católica. Pero por sobre ellos, vio lo que llamó "el más represivo de los totalitarismos", la sociedad de consumo, una cultura unificadora universal. Esta visión crítica, de la que se nutre su poesía, tenía en cuenta sin embargo una segunda fuente: el impacto de ese mundo en las raíces emocionales del autor, en su percepción de un universo atávico e irracional, el mundo del mito, redefinido por Cesare Pavese en la década de los años treinta del siglo pasado. Sin esta base, la poesía urgente de Pasolini acaso no hubiese perdurado. Y de hecho, toda la polémica que hizo pivote sobre su obra literaria, no hubiese tenido sentido, puesto que lo que se puso en cuestión fue precisamente una especie de obsesión pasoliniana en el universo no histórico, que perduraba en el subpro

Darkness

Imagen
Disculpen que el ejemplo sea una cuestión tan indiscutible como a simple vista poco política: las imágenes y semiverdades que difunden las cajas de cigarrillos y los paquetes de tabaco, que ocupan el cincuenta por ciento del envase y que es obligatorio exhibir en los quioscos junto a los avisos de cigarrillos. Diré que son un texto paralelo que, por la inversa, nos asfixia y nos mata, y nos acerca cada vez más al 1984 de George Orwell, aunque acontezca de modo natural. Puedo dejar de fumar por eso, y el logro será un logro político reaccionario. No deberían Ellos, no debería nadie, suponer que somos maleables hasta la ignorancia. En otras palabras, no se puede ignorar que los fumadores saben lo que fuman, así como los calaveras saben que son calaveras y no "chillan". Que curarlos cueste caro no es algo que se pueda alegar ante el obsceno despliegue de fortunas de sanos y sanas que seguramente no fuman. Los fumadores y las fumadoras pagan, además, impuestos, y todos los

La segunda caída del Muro de Berlín

Imagen
Desde el punto de vista de las cifras, la hoy casi olvidada serie Lost no hizo "historia". Según el sitio de Economía Digital (el 25 de mayo de 2010), el último episodio de la serie, el más esperado, convocó 13, 5 millones de espectadores en los Estados Unidos el 23 de mayo de 2010. No se manejan cifras seguras de otros países, ni se suman los cientos de miles que bajaron los episodios de Internet, ilegalmente, pero Lost estuvo lejos del gran final de MASH, con 100 millones de espectadores en los Estados Unidos en 1983. Los fenómenos de audiencia se podrían hoy medir perfectamente, con la irrupción de Netflix y otros sistemas de streaming (distribución digital de contenido multimedia). Netflix, la empresa dominante en este servicio, que podría decirnos cuántas personas vieron una serie, cuánta gente vio todos o algunos episodios, cuáles episodios en particular, en qué países y hasta en qué horas, no está sin embargo interesada en difundir esos datos porque su negoc

Radio Roma

Imagen
De acuerdo con el testimonio de William Carlos Williams, Ezra Pound estaba convencido de que un francotirador acabaría con su vida si aceptaba trasponer la puerta del manicomio St. Elizabeth en Washington para ser trasladado a un sitio más agradable, traslado que se proponían lograr algunos amigos ( Buenos Aires Poetry , sept. 24 de 2016 *). Pound probablemente estaba paranoico, pero se sabe que los paranoicos incrementan, por la ley fundamental de la estadística, las probabilidades de que sus temores sean cumplidos en la misma medida en que multiplican el número de sus oponentes imaginarios. Es simple: cuantas más gotas dispersas de lluvia caigan sobre una silla en el jardín, más probabilidades se tendrán de que dos gotas caigan en el mismo lugar. En los Estados Unidos, presidentes y políticos han sido abatidos a disparos en un número considerable. Pound había sido acusado de traición a la patria por sus trasmisiones por Radio Roma durante la Segunda Guerra Mundial y sólo lo s

Aguirre

Imagen
No puedo recordar en qué reportaje o libro Raymond Carver contó la primera vez que tuvo contacto con la literatura en su faz de producción. Era repartidor de una farmacia creo y fue a entregar un paquete a una casa en que lo recibió un hombre que vivía rodeado de libros y terminó por regalarle un libro de poesía. Me acuerdo siempre de que Carver habló allí de su sorpresa cuando se enteró de que había gente grande, adulta, que se dedicaba seriamente a escribir. Gente normal, diría yo, ubicada en un sistema de producción, o con apariencia de formar parte de él. Con esto quiero decir que comparto —o hubiese compartido a esa edad— la sorpresa de Carver. El hombre que le pagó la cuenta por aquel paquete no era un excéntrico encerrado en un laboratorio polvoriento en el fondo de una casa descuidada, ni un ermitaño vestido con una tricota deshilachada y una escopeta bajo el brazo. Cuando tenía dieciocho años publiqué una bochornosa plaqueta de poesía. Mi amigo Pancho Muñoz me dijo qu

Sin ningún tipo de desviación

Imagen
El Once es un sector del barrio de Balvanera en Buenos Aires, alrededor de la plaza Once de Septiembre y de la terminal del ferrocarril del oeste. El nombre de la plaza no tiene nada que ver con el atentado a las Torres Gemelas de Nueva York, sino con Domingo Faustino Sarmiento, el político e intelectual más lúcido de la Argentina en la segunda mitad del siglo XIX, segundo presidente constitucional del país y creador del sistema de enseñanza pública. * El Once es un barrio de infinidad de tiendas de ropa barata, propiedad de judíos, coreanos y armenios, hacia el norte, mientras que hacia el sur es una barriada de edificios grises o amarillos o rosados, muchos de ellos de hace un siglo, en los que funcionan hoteles y pensiones, cuyos bajos suelen ocupar restaurantes peruanos y cafetines, quioscos o negocios con persianas bajas, sede de la Facultad de Psicología y del colegio finisecular Mariano Acosta en el que se graduó como maestro primario Julio Cortázar. En ese barrio, en la ca

La nueva Ruta de la Seda

Imagen
La nueva Ruta de la Seda cuenta con el respaldo de los Estados Unidos desde que este país y China firmaron un acuerdo comercial impredecible durante la campaña de Donald Trump y aun minutos antes de la reunión que mantuvieron Trump y Xi Jinping en abril último, en Palm Beach, Florida. Después de esa reunión Trump, que acusaba a China de ser poco menos que el verdugo comercial de los Estados Unidos, un enemigo económico sin dudas, habló de "formidable avance" y de avance "espectacular". Y un mes después, un pacto de varios puntos, tendiente a reducir el tremendo déficit que tiene el comercio de Estados Unidos con China, salió a la luz. Entonces la reunión de Palm Beach, en la que se diseñó sin duda este entendimiento comercial, pasó a ser comparable a la visita de Richard Nixon a China, en 1972, que normalizó las relaciones políticas entre China y los Estados Unidos. ¿Qué significa el acuerdo comercial de ahora? Que China comenzará a comprar más a Estados Unid

Santiago, 1973

Imagen
La casa nórdica de Aguas Villavicencio se hizo cada vez más chica y por último tuvo el tamaño que tiene en las etiquetas de un agua mineral muy popular en la Argentina. Estaba cruzando la Cordillera de los Andes. Era mi primer viaje fuera del país. En la estación de trasbordo de Mendoza sentí que me adentraba en el Lejano Oeste. No sabía que allá, del otro lado de la Cordillera, un poeta me hablaría de la Araucaria, de “la Frontera”, de nieve y casas de madera, como de una especie de Far West. Era  el verano del ’73 y me vi de golpe rodeado de nieves eternas, de viento y de frío. Detrás de esa imponente eternidad que literalmente quitaba el aire, me encontraría seguramente con una ciudad colonial americana, pero ahora estaba a punto de encontrarme con Napoleón en los Alpes. Con San Martín o simplemente con esa atronadora nada blanca. No era siquiera el Yukón. No había vida allá. Sólo eternidad. Del otro lado, en efecto, apareció una ciudad aún colonial. Pero antes apareció un pra

"Compromiso" y efecto mariposa

Imagen
En el centro de todo escritor que se considera activamente político hay un hombre que quiere ser centro. Desde la marginalidad social voluntaria, algunos escritores quieren ser centro también. Esto es tan simple como pensar que la literatura tiene una lentísima influencia en los acontecimientos humanos. La literatura, salvo la del discurso político, no precipita acontecimientos. El Palacio de Invierno no se tomó por poemas o novelas leídas el año anterior: quizá, sí, muchas palabras elegidas para poemas y narraciones a lo largo de muchos años, contribuyeron a modelar una lengua política que fue la que hablaron Lenin, Trotsky, Bujarin, Zinoviev y Kamenev. Pero no fue un poema escrito la semana anterior lo que decidió el asalto que simboliza el comienzo de la Revolución de Octubre. Ni un poema de Pushkin ni un poema de Maiacovski; mucho menos, un poema de Baldomero Fernández Moreno (a menos que se crea en el efecto mariposa, ese que se cita ya sin conocer la fuente: cuando una mariposa

Poesía y alienación

Imagen
Desde hace un tiempo, algo que me parecía absurdo cuando era muy joven me parece más acertado: escribir poesía es una forma de la neurosis. Por lo menos, el tipo de poesía que me interesa. Yo escribo poesía para "atrapar" algo. No para reproducir de manera naturalista, aunque eso es también, a veces, un intento de atrapar. Sé, o creo saber, que las palabras pueden producir el mismo efecto que producen en mí las cosas. Se trata de una forma de imitación, de mímesis, que va más a la estructura que a la apariencia, si bien, como digo, sucede que la apariencia a veces da la idea de la estructura. Expresarme es entonces, para mí, lograr ese fenómeno o su efecto. No creo expresar algo propiamente mío en ningún poema porque lo "propiamente mío" no sé qué es, sino una participación para mí mismo desconocida en la estructura y movimiento de las cosas. Puede que esto comience a explicar el para qué y el por qué. Me refiero al sentirse parte del universo que nos ro